9 de febrero del 2002

Setenta toneladas de cocaína se mueven por todo Centroamérica



Las cifras del tráfico
Esfuerzos aislados
Un consumo que alarma
Blanqueo de dinero
Las cifras del narcotráfico
Investigación: Serapio Umanzor y Carlos Girón
Fotografías: José Cantarero

La lucha contra el narcotráfico en Centroamérica, liderada por Estados Unidos, ha tenido resultados nada alentadores y, de paso, ha contribuido a fomentar un problema del cual nadie parece ponerle control, el desmedido consumo de drogas. Ya Centroamérica no es el mero puente del tránsito entre América del Sur, el gran productor, y Estados Unidos, el gran consumidor, hoy este territorio de unos 420 mil kilómetros cuadrados, es un sector con carteles internos, que se encargan de enviar la droga al destino del norte y dejar una buena parte para el consumo doméstico.

En la medida en que se fueron poniendo controles al tráfico de drogas, especialmente cocaína, se fue quedando una buena parte en Centroamérica, lo que provocó el efecto multiplicador del consumo, que hoy tiene matices alarmantes.


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Las cifras del tráfico

Si se revisan los cuadros estadísticos del último año se observa que las policías antidrogas centroamericanas incautaron unos veinte mil kilos de cocaína, una cifra que suena grande, pero insignificante si se compara con lo que pasa por el corredor. Datos oficiales en poder del Departamento Antidrogas de Estados Unidos, DEA, señalan que al mercado de ese país buscan ingresar anualmente 592 toneladas, poco más de 500 mil kilos.

La producción mundial de cocaína es de 850 toneladas anuales, de las cuales, 592 van hacia Estados Unidos, 180 toneladas hacia Europa, y 78 toneladas se capturan en América Latina, de acuerdo a estos mismos registros.

La sección antidrogas de Costa Rica maneja informes que en Estados Unidos el consumo anual de esa droga es de 300 toneladas, otras 100 se mantienen en tránsito y 192 toneladas son capturadas, para el gran total de 592 toneladas.

Si hablamos de manera específica del caso de Centroamérica, se estima que sólo en el 2001 pasaron unas setenta toneladas de cocaína, unos 63 mil kilos. Con estas cifras se concluye que cerca de un setenta por ciento de la droga se queda para el consumo o se envía a Estados Unidos.

De acuerdo con un informe del Servicio de Guardacostas de Estados Unidos, el mejor año para las incautaciones de droga fue 1999 cuando hubo un incremento del 35 por ciento. Las cifras "sin precedentes" ascendieron a 50.980 kilos de cocaína, un 35 por ciento más que la decomisada en 1998, de 36.980 kilos y ligeramente inferior a los 46.350 kilos que se incautaron en 1997.

En el 2000, las autoridades antidrogas de la región incautaron de 31 toneladas de cocaína. Guatemala fue la nación con mayores decomisos, 9.000 kilos. Le siguió Panamá con 7.400 kilos, Costa Rica con 7.381, Nicaragua con 4.749 kilos, Honduras con 4.000 kilos y El Salvador con 40.8 kilos.


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Esfuerzos aislados

De momento la lucha contra el narcotráfico ha sido individual de cada país, eso sí cada uno apoyado por Estados Unidos, que se ha convertido en el brazo derecho en esta difícil tarea Desde hace varios años se viene hablando de una legislación común para combatir el narcotráfico en la región a través de los poderes legislativos. La intención de esa legislación es establecer normas de extradición y asistencia jurídica recíproca para combatir ese ilícito.

Pero esa posibilidad ha quedado sólo en un proyecto que no se ha podido realizar porque aún no hay conciencia plena de los efectos que tiene el problema del narcotráfico en la región.

De hecho muchos altos oficiales en Centroamérica han sostenido en foros internacionales que estos países no tienen presupuesto para montar unidades antidrogas y que de todos modos la mejor ganancia para ellos es dejar pasar la droga. Esta tesis se refiere al hecho que en la medida en que se hace lucha contra el narcotráfico, es mayor la cantidad de drogas que se termina quedando en cada uno de los países de Centroamérica.

La idea de montar un centro regional de combate contra el narcotráfico se ha venido planteando desde hace mucho tiempo sin resultados. Incluso se ha propuesto que la sede sea Honduras y el refugio la base militar de Palmerola. Esta base militar aérea, ubicada en el departamento de Comayagua, fue construida por los Estados Unidos a principios de los años 80 y actualmente alberga a más de 400 soldados de esa nación que participan en actividades cívicas y humanitarias en las comunidades rurales del país.

Costa Rica, Honduras y Nicaragua están ligadas por completo en el tránsito de la droga, sobre todo por la ruta conocida como La Moskitia. El tránsito de la droga comienza por Colombia y por la vía marítima rumbo a Estados Unidos siempre debe pasar por este territorio que comparten en el Atlántico estos tres países.

Lejos de tener fuerzas conjuntas, los tres países realizan esfuerzos aislados con resultados nada alentadores. La mayor parte de la droga pasa por estos tres países sin que se detecte. Guatemala los supera a los tres en los decomisos.

Y es que Guatemala tiene un cuerpo especializado, conocido por las siglas DOAN, que les ha dado resultados, aunque todavía sus decomisos no son los óptimos.

El problema para estos países es que cada vez los narcotraficantes establecen nuevas redes, ya no sólo por el mar, sino por aire y por tierra en contenedores y camiones que transitan amparados en acuerdos migratorios y de libre tránsito. Además hasta ahora en ninguna de las fronteras hay destacados de manera permanente personal antidrogas, quienes llegan sólo cuando tienen evidencia o información de un cargamento en camino.

En el caso de Costa Rica en el 2001 conoció de unos quinientos casos de tráfico de drogas, mientras Guatemala conoció de más de cuatro mil por tenencia de drogas, aunque a nivel de detenciones Guatemala apenas reporta a 34 personas presas por tráfico de drogas.

Si hablamos de Honduras observamos que su trabajo en la lucha contra el narcotráfico ha sido nulo con 115 casos por marihuana y sesenta por cocaína en lo fue el 2001. Hay que destacar que en Honduras la Policía Nacional no tiene lanchas para patrullajes y en la Fuerza Naval siempre existe la excusa que no hay presupuesto para realizar esos patrullajes. Por lo tanto el tránsito de drogas por aguas hondureñas es sin restricciones, pues las mismas se limitan a la posibilidad de que se pueda detectar desde un radar que existe en Islas del Cisne y que es manejada por norteamericanos.

Quizá el mejor de los éxitos que tuvo la Policía Nacional fue la destrucción de varias pistas clandestinas que los narcotraficantes usaban para sus ilícitos.

En cuanto a El Salvador, este país aprobó un polémico tratado que permite la instalación de una base de monitoreo dirigida por los estadounidenses en el Aeropuerto Internacional El Salvador (Comalapa).

El acuerdo establece que, además de la base, se contará con la actividad de varios aviones especializados en el rastreo de lanchas y avionetas utilizadas por los traficantes. Los estadounidenses no podrán interceptar estas naves, porque dicha acción corresponde a las autoridades salvadoreñas, según establece el tratado.

Este país salvadoreño tuvo un año de mucha actividad si se visualizan las cifras de detenciones con más de tres mil personas a nivel nacional, pero en cuanto a decomisos no llegaron a los dos millones de dólares, sumando lo decomisado en cocaína, marihuana y heroína y crack.

Para este año los salvadoreños tienen la proyección de modificar el Código Penal, de manera que se tipifique como delito el consumo, pues de momento no es penado y eso ha contribuido a un aumento abismal. De hecho cuando se hace una detención y se encuentran pequeñas cantidades de drogas, los detenidos sólo deben limitarse a decir que es para consumo y quedan libres.


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Un consumo que alarma

El problema de legislaciones que penan el tráfico y no el consumo ha alentado que miles de personas, especialmente jóvenes, se hayan vuelto adictos a la marihuana, la cocaína y lo que está de moda, el crack.

En la medida en que se fueron montando operativos y Estados Unidos promovió los patrullajes mucha de la droga que iba a Estados Unidos se quedó en Centroamérica y la venta para consumo interno se convirtió en un problema.

Por ejemplo Nicaragua y Honduras comparten el problema que cuando los colombianos se sienten perseguidos lo que hacen es arrojar la droga al mar para que, en caso de ser apresados, no les encuentren evidencia.

Estos cargamentos de cocaína irremediablemente en algún momento van a parar a las playas de estos dos países. La mayoría de las veces es que la droga es dejada en puntos establecidos, pero por los fuertes vientos, la droga es arrastrada hasta las playas.

En vista de lo frecuente de estos casos, hoy los colombianos lo que hacen es apresurarse a llegar primero a las playas para comprarle a los hondureños y nicaragüenses la droga que ellos mismos arrojaron al mar.

En el caso de La Mosquitia hondureña el problema se agravó cuando comenzaron la disputa por la droga que se encontraba y después los mismos misquitos se convirtieron en parte del negocio con los colombianos.

De acuerdo a organismos de investigación hoy las cosas son diferentes. Ya no se trata de un cartel de Colombia corriendo con todo el riesgo de llevar la droga hasta Estados Unidos.

Eso les dejó amargas experiencias, no sólo de decomisos sino de mentiras de intermediarios que juraban se las habían decomisado cuando no era cierto.

Hoy los grupos funcionan así: En Colombia el cartel o narcotraficantes lo venden a un grupo a un precio y el mismo va subiendo de acuerdo va el tránsito hacia Estados Unidos.

Es decir en cada país una persona o grupo la compra a un precio diferente y su única responsabilidad es entregarla al otro "narco'' en otro país. Así cada quien corre su riesgo. Pero como ahora el consumo es alto, mucha de la droga ya se comercializa en estos países, especialmente la cocaína que no es de alta calidad y la marihuana.

En visita a cada uno de los países se pudo observar como el consumo es casi lícito con lugares que todos conocen que se vende la droga y con jóvenes que a plena luz del día consumen todo tipo de drogas.

Por ejemplo en Nicaragua, en una calle que hasta se le conoce como "El Cartelito'' se observó a un joven haciendo parada a los carros para ofrecerles droga y más curioso que a dos cuadras estaba una patrulla policial sin hacer nada.

En El Salvador es más abierto porque ni siquiera hay penalización por consumo, similar a Honduras donde de cinco gramos hacia abajo se considera que es para consumo y con una multa se sale libre.

En los cinco países no hay una penalización marcada por el consumo y eso genera que el problema se vaya agravando, de manera que cada vez se queda más droga de la que se está destinada al mercado de Estados Unidos.


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Blanqueo de dinero

Y en la medida que el tráfico y consumo aumentan se ha generado un problema adicional, que es el blanqueo o lavado de dinero, para lo cual tampoco las legislaciones parecen estar preparadas.

En este momento hay una ausencia de protección de testigos y que conforme a la ley vigente en materia de lucha contra la droga en Guatemala, Honduras y Nicaragua no se contempla la Unidad de Investigación Financiera.

En un encuentro reciente entre jueces y fiscales se estableció que las características específicas en las que se manifiestan las diferentes tipologías del lavado de activos, se obliga a establecer manuales de procedimiento propios para la tramitación, procesamiento y análisis de información entre distintas instancias administrativas y ejecutoras, que debe ser garantizada con la debida compartimentación y sigilo que conlleva este tipo de investigación y su posterior instrucción.

Además, plantearon la necesidad de realizarse periódicamente un análisis financiero a nivel de cada uno de los países sobre las transacciones de montos establecidos que permitan ser fuentes de información a las unidades correspondientes especializadas, para determinar el posible origen ilícito de dichas transacciones.

Los jueces y fiscales también coincidieron en que Costa Rica, Honduras, Guatemala y Nicaragua no desarrollan en una ley especial las conductas orientadas al lavado de activos provenientes de cualquier actividad ilícita, sino sólo provenientes del narcotráfico.

El delito de lavado de activos puede ser cometido por acción u omisión, según los jueces y fiscales. La simple omisión de sus obligaciones del empleado o funcionario de las instituciones fiscalizadoras genera responsabilidad administrativa, salvo que aquella conducta omisiva haya permitido la comisión de delitos de lavado de activos.

En los últimos 10 años, las operaciones de blanqueo de capitales representan actualmente entre el 2 y el 5 por ciento del Producto Nacional Bruto mundial, y el dinero se dirige hacia puntos más débiles del sistema internacional.


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Las ganancias generadas por la delincuencia organizada han aumentado de 85 mil millones de dólares hace 10 años, a 500,000 millones actualmente.

De todo lo anterior se concluye que el fracaso en la lucha contra el narcotráfico ha permitido que se hayan generado nuevos fenómenos como el consumo masivo y el blanqueo de dinero y pese a la gravedad del caso, los esfuerzos mancomunados para la lucha contra estos ilícitos siguen dormidos como meras ideas o proyectos.


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Las cifras del narcotráfico

Producción mundial de cocaína (850 toneladas)
Cantidad que va hacia Estados Unidos (592 toneladas)
Cantidad que va a Europa (180 toneladas)
Cantidad que se incauta (192 toneladas)
Cantidad que se mantiene en tránsito (100 toneladas)
Consumo anual en Estados Unidos(300 toneladas)