14 de febrero del 2002

Nicaragua y Honduras con los policías peor pagados y más baja educación

Investigación: Serapio Umanzor y Carlos Girón
Fotografías: José Cantarero

¿Es razonable exigirle a un policía entrega hasta la muerte, honradez y sacrificio cuando al final de mes su salario es de noventa dólares? Esa es la realidad de Nicaragua, donde ni con magos de las finanzas se podría lograr que con ese ingreso pueda un agente mantener a su familia. En Honduras las cosas han cambiado, pero los salarios de los policías siguen siendo bajos, tres mil lempiras, menos de doscientos dólares, los que se vuelven insuficientes para cubrir las necesidades de techo y comida. Por eso en ambos países los policías se han vuelto de los mejores clientes de las casas de empeño.

El trabajo de investigación de LA PRENSA incluyó un análisis de la proporción de policías por habitantes y un estudio sobre los salarios de estos hombres y mujeres que en la búsqueda de la seguridad de la sociedad apuestan con sus vidas, sin que sus muertes les garanticen que dejan asegurado el futuro de su familia.

Proporción de policías

Los niveles de criminalidad en cualquier país están determinados por factores sociológicos y por la capacidad de respuesta de las policías. Esa capacidad de respuesta está supeditada a la cantidad y calidad de recursos logísticos y a la cantidad y calidad de recursos humanos.

Estudios universales estiman que para que se pueda desarrollar un buen trabajo de prevención y represión del crimen, las ciudades y los países deben tener al menos 3,5 policías por cada mil habitantes. En términos sencillos una ciudad o país con un millón de habitantes debe tener tres mil quinientos policías.

Pero en realidad la cifra de 3,5 policías por cada mil habitantes es sólo la cifra mínima porque en países desarrollados o de alto nivel delictivo esa proporción sube. En países europeos la relación policía-ciudadanos es mayor, por ejemplo, en Italia, el porcentaje es de 5,3 policías por mil personas, en España es de 4,7 por mil, en Alemania es de 4,4.

Colombia es considerado uno de los países más violentos en América Latina; allí, la relación de policías respecto a ciudadanos es de 4,5 por mil personas, y en Chile es de 3,6, por citar algunos países.

En este momento ningún país centroamericano cuenta con esa proporción, pero sí es destacable que frente al problema de la violencia cada vez hay más conciencia para agrandar las fuerzas policiales.

El país con mayor número de habitantes en Centroamérica es Guatemala, con once millones de habitantes. Ellos tienen el mayor número de agentes policiales, diecinueve mil quinientos. Debido a la gran proporción de habitantes Guatemala apenas tiene 1,7 policías por cada mil habitantes, o sea, tiene mil 700 policías por cada millón de personas.

Guatemala tiene en la ciudad capital un promedio mayor de policías por habitantes, mientras en las zonas más alejadas y pobres la proporción baja, lo que contribuye a que en zonas como el occidente los linchamientos no se puedan controlar.

El Salvador, donde la violencia y el crimen organizado son una amenaza superior, existe la mayor proporción de policías por habitantes. El Salvador tiene seis millones de habitantes y la seguridad de ellos descansa en dieciséis mil policías.

Esa cifra pone a El Salvador con una proporción de 2,6 policías por cada mil habitantes o dos mil seiscientos policías por cada millón de personas. Este incremento en el número de policías ha dado sus resultados porque delitos como el secuestro lo han bajado en casi un cincuenta por ciento, aunque siguen teniendo problemas con los delitos contra la propiedad y las personas, especialmente robos y asaltos.

La cantidad de policías se dificulta en ciudades como la capital San Salvador donde están registrados 525 mil habitantes, pero sin tomar en cuenta a las personas que trabajan en la ciudad, pero que residen en otros municipios periféricos.

En este momento a nivel nacional hay dieciséis mil policías, entre oficiales, administrativos y agentes, pero, en términos reales, trabajan unos once mil, por situación de permisos, descansos, incapacidad por estado de salud, vacaciones, entre otras bajas.

La plantilla de personal, que por ley le corresponde a la Policía Nacional, es de dieciocho mil policías, y la idea es llegar a ese techo a finales de este año.

Honduras es junto a Nicaragua los países donde la proporción de policías por habitantes es de las más bajas del mundo. Honduras tiene seis millones de habitantes, la misma cantidad que El Salvador, pero mientras los salvadoreños tienen dieciséis mil policías, los hondureños apenas siete mil doscientos, es decir, menos de la mitad.

Basándose en esta cifra Honduras apenas tiene 1,2 policías por cada mil habitantes. Hay que aclarar que Honduras llegó a tener nueve mil policías, pero con la depuración se fueron más de dos mil quinientos y las nuevas contrataciones no han sido las suficientes para llenar las vacantes.

Con la depuración, el cuerpo de seguridad redujo su personal a siete mil doscientos elementos distribuidos en dieciocho jefaturas departamentales, dos metropolitanas, los “cobras” y la policía femenina. También hay tres direcciones que tienen más mil policías. El comisario Leopoldo Flores Milla, portavoz policial, indicó que el año pasado murieron 87 policías cumpliendo el deber, lo que disminuyó también esa fuerza.

Para reforzar la lucha contra la delincuencia, la policía pretende en este año alistar al menos dos mil policías. Los aspirantes tienen que ser mayores de 18 años, con educación primaria como mínimo y no tener antecedentes penales.

A los policías les aumentan cien lempiras por rango alcanzado cada cinco años, lo que no permite que la antigüedad sea factor de aumento sustancioso.

Honduras, al igual que Nicaragua, Guatemala y El Salvador, en ocasiones respaldan su trabajo con el apoyo de la Fuerza Ejército, algo que no tiene Costa Rica.

Nicaragua que tiene cinco millones de habitantes, a los cuales les brinda seguridad seis mil trescientos policías, un promedio igual al de Honduras, 1,2 policías por cada mil habitantes. Costa Rica está casi al nivel de El Salvador, pues sus cuatro millones de habitantes son protegidos por diez mil policías, un promedio de 2,5 policías por cada mil habitantes. La diferencia es que una considerable parte de los policías de Costa Rica están realizando labores que en otros países son potestad de los ejércitos como la protección de las fronteras marítimas y terrestres.

Por ello se ha vuelto una petición constante no tanto la eliminación de los ejércitos sino su reducción para que esos fondos se puedan usar en la seguridad pública, pues poco a poco se ha reducido el trabajo de los militares.

En términos meramente económicos, no es racional que una sociedad pague por un servicio que no está recibiendo. Los recursos económicos y humanos que la sociedad está invirtiendo en mantener una institución armada para que brinde un servicio -cual es la protección del país frente a amenazas militares- no se le están retribuyendo, con la agravante de que a la vez se están reduciendo los recursos disponibles para otras necesidades sociales urgentes, como la educación y la salud.

Aún buscarle otras ocupaciones a los ejércitos no es la mejor utilización de los recursos, pues siempre es más barato y eficiente emplear especialistas en la materia. La multiplicidad de funciones que ahora los ejércitos centroamericanos están asumiendo dificulta su especialización en determinadas áreas y, por lo tanto, su efectividad. Incluso, posiblemente cada vez estarán menos preparados para llevar a cabo su misión original, cual es la defensa armada, máxime si se toma en cuenta la sensible reducción de presupuestos, personal y equipo que han sufrido en los últimos años.

Salarios y nivel educativo Una de las luchas que se han librado en Centroamérica es la búsqueda de personas idóneas para poder integrarse al cuerpo policial, tomando en cuenta los reiterados escándalos de corrupción y errores de procedimiento por parte del personal.

Pero aunque la lucha se ha librado en los cinco países, lo cierto es que los resultados no son similares, como debiera esperarse. Hay diferencias tanto en el nivel educativo de los agentes como en el salario que devengan por su trabajo.

Guatemala en este momento es el país donde se le paga mejor a los policías, con un salario de tres mil doscientos quetzales, equivalentes a 407 dólares, una suma que, incluso, está por encima de salarios como el de los maestros.

A nivel educativo, en Guatemala se le exige al policía que tenga como mínimo el tercer año de secundaria y desde el cuerpo policial se le promueve para que complete su secundaria y se inscriba en la universidad.

En El salvador los policías también consideran atractivo el salario con tres mil 180 colones, equivalente a 363 dólares. Agentes de policía dijeron que el salario no es malo, pero les hacen muchas deducciones.

Este país tiene el requisito educativo más alto para ingresar a la academia de policía. Quien aspire ingresar a la policía debe tener terminado el bachillerato. La visión de los altos mandos es que una persona con mayor educación tiene más capacidad para desarrollar su trabajo y comete menos errores.

En Honduras hasta hace muy poco los salarios de los policías se consideraban de hambre y las cosas han cambiado aunque no lo suficiente. En este momento una persona que ingrese al Centro de Instrucción Policial y se gradúe pasa a ganar tres mil lempiras, unos 187 dólares.

Esta cifra está por encima del salario mínimo pero por los índices de inflación no se vuelve un salario atractivo. De hecho en búsqueda de entrar a la policía sólo van personas con limitaciones económicas, igual que en Nicaragua.

En cuanto al nivel educativo, en Honduras la persona que quiera entrar a la policía sólo debe haber cursado la educación primaria, lo que deja al país con uno de los cuerpos policiales con más bajo perfil educativo. Las mismas limitaciones de ofertas en salarios hacen que no aparezcan interesadas personas con un alto nivel educativo.

Lo de Nicaragua es lo extremo desde los salarios hasta el nivel educativo. En Nicaragua una persona que ingresa al sistema policial tiene un salario de mil trescientos córdobas, el equivalente a 92 dólares.

En realidad los salarios a nivel general en Nicaragua son bajos porque mil quinientos córdobas también es el salario de un maestro, pero con esa cifra se torna difícil lograr atraer a personas con un buen nivel educativo.

De hecho en Nicaragua se les pide al igual que en Honduras sólo el sexto grado como requisito y si el aspirante sólo tiene quinto grado le permiten que dentro del mismo cuerpo policial concluya su educación primaria.

En Costa Rica las cosas son diferentes a Nicaragua y Honduras y parecidas a El Salvador y Guatemala. Los policías tiene un salario de 120 mil colones, unos 347 dólares, una cantidad que se considera competitiva para atraer aspirantes.

De hecho, siempre es mayor la oferta de aspirantes que la cantidad de plazas disponibles.

El nivel educativo requerido es noveno grado, que es lo mismo que tercero de secundaria. Estos datos muestran las marcadas diferencias que hay tanto en los niveles educativos como en los salarios de los policías, quienes son siempre los blancos de las críticas, sin que la misma sociedad se detenga a reflexionar en las condiciones en que estas personas realizan su trabajo.